Cuando no hay ganas, pero sí fuego

Hay días en los que las luces se apagan y el escenario queda vacío. Entonces, no queda otra que escucharnos. Y en ese silencio, el espejo devuelve una imagen difícil de sostener: la del profesional que está delante del ser humano que escribe, que postea, que lidera equipos y que inspira… incluso cuando no encuentra ni una sola razón personal para hacerlo.

Ahí, en ese punto tan crudo como revelador, aparece lo que yo llamo autocompasión profesional: la capacidad de no exigirnos rendir al 100% cuando estamos rotos por dentro. Porque a veces se olvida que también somos proceso, caída, pausa.

Nuestros clientes no lo ven. Las redes no lo muestran. Pero la motivación no cae del cielo como un billete olvidado en la acera. Se enciende desde la pasión, y muchas veces, desde la vulnerabilidad.

¿Cómo recuperarla?
¿Cómo volver a sentir que vale la pena construir, compartir, crear?

Con un paso a la vez.
Con un “hoy solo puedo esto” que también es válido.
Con el permiso de no rendirnos, aunque estemos cansadas.

Este post no es una estrategia. Es un abrazo.
Si hoy no puedes con todo, no pasa nada.
Respira. Nómbrate. Y cuando tengas fuerza, pulsa F13.
Porque aunque no tengas todas las respuestas, sigues aquí.

Y eso, también es liderar.

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